Una marca es algo que ayuda a decir que un producto o servicio es de una empresa y no de otra. Es como una "firma" que dice de quién es. Puede ser una palabra, nombre, imagen, símbolo, logo, sonido, o forma, entre otros.

Una marca ayuda al consumidor a saber de dónde viene un producto o servicio para que no se confunda; y protege la inversión que hace un negocio en la calidad y reputación de sus productos o servicios.

Hay dos maneras de tener derecho sobre una marca:

1. Usándola para vender algún producto o servicios, o
2. Registrándola para usarla en el futuro.

Si se registra para usarla en el futuro, el derecho nacerá cuando se comience a usar y se va a retrotraer a la fecha en que se sometió la solicitud de registro para uso futuro. Si la marca nunca se llega a usar, el registro no será suficiente para que nazca el derecho.

Por lo tanto, el derecho sobre una marca siempre nace con el uso.

El derecho sobre una marca termina cuando se deja de utilizar.

La persona que usó la marca primero tiene el derecho de prohibir que otras personas usen una marca igual o parecida, si podría confundir a la gente.

Pero, el dueño de una marca no podrá prohibirle a otras personas utilizar marcas iguales o parecidas a la suya para vender otros productos o servicios que no están relacionados con su negocio.

Cada país tiene su propio registro de marcas.

En Estados Unidos, las marcas se registran en una oficina llamada U.S. Patent and Trademark Office (“USPTO”) y esa protección incluye los 50 estados y territorios (incluyendo Puerto Rico).

Si vendes o quieres vender productos o servicios en internet dentro de los Estados Unidos, la manera más poderosa de proteger tu marca es registrándola en el USPTO.

No existe un registro internacional de marcas.

El Protocolo de Madrid es un sistema que permite registrar tu marca en varios países a la vez.