La práctica nos vuelve PRO
Tradicionalmente, los agentes cobran entre 10% y 15% de los ingresos por conciertos o eventos en vivo que consigan para el artista.
Generalmente, un mánager de artista cobra entre 15% y 20% de todos los ingresos que genera un artista, aunque puede variar entre 10% y 25%.
Entre las áreas de derecho que forman la práctica del abogado en la música son la propiedad intelectual, particularmente el derecho de autor o copyright, el derecho marcario o trademark, el derecho a la propia imagen o right of publicity, y temas de contratos musicales.
Aunque existen decenas de distribuidoras, podemos decir que existen tres tipos de distribuidoras. Primero están las distribuidoras que forman parte de las major labels. Por ejemplo, Sony es dueña de RED, The Orchard y AWAL; Universal es dueña de Caroline, Ingrooves y Spinnup; y Warner es dueña de ADA. Este primer grupo de distribuidoras no independientes suele trabajar por invitación, conexión, o aprobación. Lo que significa que están cerradas al público general.
Como regla general, el beatmaker es considerado compositor musical, por lo que le tocarán regalías de composición y publishing. Si la grabación maestra incorpora directamente el instrumental, el beatmaker también tendrá derechos sobre las regalías del máster. Todo depende de cada caso y los contratos que existan de por medio.
Las organizaciones, sociedades o entidades que recolectan las regalías que genera la composición varían por país, y sobre todo depende del tipo de regalía que estemos hablando.
Por ejemplo, la entidad que se encarga de rastrear, recolectar y distribuir las regalías por interpretación digital en los Estados Unidos es SoundExchange. El resto de las regalías que genera el máster la suele rastrear, recolectar y distribuir la distribuidora.
Como regla general, los dueños del máster son las personas que participan en el proceso creativo de grabar la canción, por partes iguales.
Por ejemplo, los músicos o cantantes intérpretes que participan en la grabación, el productor que procesa los sonidos y los fija en la grabación final, y el beatmaker, entre otros.
La excepción es que exista un contrato por escrito.
Aunque depende de la tracción del artista y el poder de las partes, bajo los contratos discográficos tradicionales, es común que un sello ofrezca entre 10-25% del máster.
Bajo el contrato tradicional de grabación, el artista transfiere al sello los derechos de todas las interpretaciones que grabe durante un período particular mediante un acuerdo de grabación; a cambio, recibe una porción de las regalías que generen.
A cambio de sus servicios, la editora recibe un pago de entre 10-25 % de todas las regalías editoriales o publisher's share que generan las canciones durante el periodo del contrato.
En los dos escenarios, la editora cobrará un porcentaje de comisión de entre 25-50% de las regalías editoriales o del publisher's share.
Bajo el contrato exclusivo, el compositor le transfiere a la editora los derechos sobre todas las composiciones que escriba el compositor prospectivamente durante un periodo particular y, a cambio, recibe una porción de las regalías que generen las canciones.
Bajo el contrato de canción individual, el compositor le transfiere a la editora los derechos sobre una o varias composiciones particulares y, a cambio, recibe una porción de las regalías que generen las canciones.
Una compañía de distribución de música o distribuidora musical es una empresa que se dedica a vender grabaciones de sonido a tiendas, que, a su vez, las venderán a los consumidores. Por eso, las distribuidoras funcionan como un intermediario entre el dueño de un máster y las tiendas de música.
Las organizaciones, sociedades o entidades que recolectan las regalías que genera la composición varían por país, y depende del tipo de regalía que estemos hablando.
Por ejemplo, los dos tipos de organizaciones que aplican en la mayoría de los países son las organizaciones de derechos de interpretación (PRO, por sus siglas en inglés) y las sociedades de gestión colectiva (CMO, por sus siglas en inglés).
Como una moneda, cada composición contiene dos caras: la del compositor y la parte editorial. A las regalías que generan estas dos caras se les conoce también como regalías autorales y editoriales, respectivamente. A estas partes se les conoce en inglés como writer’s share y publisher’s share.
Cada vez que una composición genera regalías, el pago se divide en dos partes: una para el writer’s share y la otra para el publisher’s share. En la industria musical se hace referencia a estas dos mitades como el 100/100 o 50/50.
Spotify estima que poco menos del 10% de las personas que suben música a la plataforma son “artistas profesionales o aspirantes a profesionales" en la actualidad, para un total de 200,000.
En la actualidad, la industria musical se caracteriza por la importancia y el crecimiento exponencial del segmento de los artistas y sellos discográficos independientes: esos que no están afiliados ni pertenecen a Sony BMG, Universal Music Group y Warner Music Group.
Desde 2015, los ingresos de la industria musical han aumentado año tras año. Estudios indican que la industria musical resucitó precisamente gracias a la llegada del streaming, que representó el 84% de los $15.9 mil millones de los ingresos que generó el máster en los Estados Unidos en 2022.
Con el crecimiento de la industria musical, los sellos discográficos comenzaron a recorrer los Estados Unidos en búsqueda de nuevos talentos para grabar sus interpretaciones en fonogramas y venderlos. Había tres categorías principales: Pop o popular, R&B o rhythm & blues y country.
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